OPCIÓN POR LA POLÍTICA
Cuando las circunstancias te hacen reflexionar sobre los fundamentos de la acción política como medio eficaz de transformar aquellas realidades que no nos gustan que sucedan en nuestro país. Cuando el mantenerse en el poder lleva a cometer errores que hacen olvidar el llamado que tenemos a hacer las cosas grandes. La opción Humanista Cristiana nos exige coherencia.
Hemos terminado un año especialmente particular para la actividad política en nuestro país, comenzamos eligiendo y luego invistiendo a la primera Presidenta de la República con su primer gabinete paritario, posteriormente los Estudiantes Secundarios revalorizaron la política entre los jóvenes apáticos a este tema que durante muchos años se tuvo, logrando, entre otras cosas, un remezón al gobierno recién instalado y por último los casos de corrupción que han golpeado la administración del estado en organismos como Chiledeportes, INDAP, PGE y otros que en algún momento aparecerán. Todos hechos políticos (mirado del punto de vista de sus consecuencias, que posteriormente se indican sucintamente) que marcaron la agenda comunicativa y que, según mi opinión, desvalorizaron la noble acción de utilizar la política como la herramienta eficaz y prácticamente única de cambios profundos en aquellas situaciones de la vida de las personas que, objetivamente, se encuentran en situaciones de injusticia o abandono por parte de la sociedad, como responsable de sus pares, y del Estado como operador del bien común a través de sus tres poderes.
El haber elegido a Michele Bachelet en la primera quincena de enero como Presidenta de la Republica sin duda es un hecho que marcará la historia de nuestro país. Mujer que aparecerá en los anares de los años venideros. Sin embargo sus primeros meses de gobierno no han sido lo acertados que quisiésemos, por lo que la revolución de expectativas que se generó no se han cumplido a cabalidad teniendo como consecuencia la falta de confianza en la clase política.
La Revolución de los Secundarios, sin duda fue el hecho noticioso y político más importante del año, por primera vez los jóvenes fundamentaban su opción por la política, aquella política que queremos denotar como demócratacristianos, aquella que pone la causa del bien común por sobre todo tipo de intereses personales. Pero la inconsistencia del discurso desgastado, desvirtuó lo magnífico que habían conseguido, transformando el movimiento civil más grande de la época post dictadura en una “pataleta de cabros chicos”
Los hechos de corrupción -totalmente condenables- pusieron la guinda a esta torta que la clase política y algunos actores sociales habían comenzado a preparar. Pero más que esos hechos aíslados, fueron los comentarios y situaciones posteriores a ello, que protagonizaron las cúpulas de los partidos políticos, que terminaron por sepultar la opinión de la política en aquella sociedad que se mantiene al margen y solo se informa con el noticiero nocturno de los canales de televisión.
Hoy a través de nuestra opción Humanista Cristiana estamos llamados a que nuestro actuar en la praxis política revitalice esta actividad tan cuestionada permanentemente, sin embargo, debemos tener en consideración permanente que nuestra tarea no es el que la política sea una actividad que el escrutinio público sea favorable, sino que nuestra opción por la política –sobretodo con valores cristianos- es para hacer que aquellas personas que tienen menos posibilidades que nosotros puedan acceder en las mismas condiciones a aquellos beneficios que nosotros gozamos constantemente. Debemos mantener la convicción de que el que participemos activamente en la política es para superar la pobreza, terminar con la desigualdad, recuperar la dignidad humana, hacer justicia donde no exista, y construir una sociedad que centre su actuar en los valores cristianos. Y luego de conseguir eso, la política, que evidentemente es el único medio para conseguirlo, será una actividad reconocida por su innegable nobleza.
Comencemos el 2007 practicando en la JDC los valores que pregonamos constantemente en aquellos espacios donde tenemos la oportunidad de hacerlo y que al llegar a la junta anual de la JDC no los ponemos en práctica en un 100%. Sin duda tenemos nuestras diferencias internas que deben ser puestas en la mesa para actuar con sinceridad. Pero más importante que eso debemos utilizar aquellas estructuras que legalmente conseguimos, y por la que tanto peleamos, para hacer política, no politiquería.
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